Este post es básicamente una bienvenida: Si llevas un tiempo sin visitarme, podrás ver que las cosas han cambiado por aquí.
Finalmente di el paso: migré mi página web/blog de WordPress.com a WordPress.org. La mala fama que precede a este proceso no está actualizada, la verdad que el cambio no fue tan doloroso como esperaba y exceptuando algunos detalles de visualización de los post del blog (temas de las hojas de estilo CSS, que es normal que cambie al modificar la plantilla), la verdad que fue un proceso bastante automático.

No enfocaré este artículo desde el punto de vista técnico, ya que Google dispone de 64.700 resultados (26/04/2016) con el término de búsqueda: “migrar de WordPress.com a WordPress.org”, y hay muy buenos artículos de distintos blogueros al respecto.
Estoy seguro no tendréis problema en encontrar alguno de vuestra preferencia.
Lo único que diré desde el punto de vista técnico: no olvidar los re-direccionamientos 301 para no perder el valor de tu blog a los ojos de los buscadores.
La estrategia de cambio
Mi artículo, aparte de servir para presentarte mi nueva página web (¡espero te guste!), también está enfocado desde un punto de vista de la «estrategia de cambio«.
Una recomendación habitual para empezar con tu propio blog en tu propio servidor (desde el primer post) es que es tuyo.
Te permite controlar todos los aspectos de tu página web, rentabilizar o monetizar tu blog, controlar las listas de distribución, analizar, etc.
Estoy de acuerdo con todas las informaciones que te recomiendan tener tu propio blog en tu propio servidor, pero no debemos utilizar el recurso de: “lo difícil que es hacer la migración posteriormente” como una razón exclusiva.
Un blog da trabajo, y mucho, y la realidad es que cuando estás metido en ello, te das cuenta porqué tantos blogs no continúan a lo largo del tiempo. Pero no es la migración lo que les mata, ni el aumento de costes, es la falta de estrategia.
La estrategia de este blog cambió y mucho a lo largo del tiempo. Yo tenía claro sus objetivos iniciales, pero fue la evolución profesional, lo que hizo que la táctica cambiase y adaptase esa primera versión, a una más completa y acorde con mis intereses actuales.
Cambiar de estrategia no es algo malo, no debemos estresarnos por ello, «La coherencia está sobrevalorada» como dice este genial vídeo de Yorokobu
Es una quimera pensar a largo plazo, como ya les he comentado en otros post: véase por ejemplo el futuro del pavo y las interesantes propuesta de Nassim Nicholas Taleb al respecto.
La realidad es que si somos terribles prediciendo, y en cosas tan importantes como nuestra propia vida y nuestros hijos, ¿porqué será distinto con nuestros proyectos profesionales?
¿Significa que no debemos trazar una metodología? ¿Que no debemos diseñar una estrategia? No (contundente), creo que el diseño de una estrategia nos permite analizar de una forma un poco más objetiva nuestra realidad, nos permite orientarnos, sin perder el rumbo, nos permite conocer nuestras limitaciones y nuestras capacidades.
Pero creo que con “cabeciña” podemos trazar una estrategia flexible, que sea adaptable.
Como dice uno de los preceptos budistas más importantes: “transitoriedad y cambio: la verdad de cada existencia es que todo cambia”.
El concepto es brillante en su sencillez, pero no es fácil de aceptar, es una idea que cuesta porque va en contra de nuestra propia mente; a nuestro cerebro le gusta la estabilidad y los hábitos, muchos cambios son rechazados de forma automática, aún cuando muchas veces nos traen beneficios.
Cuando aceptamos que los cambios forman parte de la vida, podemos adaptar de forma más eficiente nuestras propias estrategias
A fin de cuentas una estrategia debe ser una orientación, no un manual de instrucciones.
En fin, que espero les guste la nueva web, y anhelo que evolucione a la par de mis objetivos: aceptando el cambio como una estrategia (y la estrategia del cambio) y evolucionando con él 🙂